Si tuviese que describir a Mery con un par de características, sin dudarlo serían bondad y dulzura. Ella es de esas personas, con las que he tenido la suerte de coincidir, pero sin tener por qué, se han convertido en parte de mi vida.
Por circunstancias de la vida, lo que años atrás era un trato diario, se ha convertido en una amistad más sólida, a pesar del tiempo, y en ocasiones la distancia... Bastan cinco minutos para sentir que nada ha cambiado, y volvemos a sonreír como entonces... ni en el mismo sitio, ni las mismas personas... pero siempre nosotras.
El pasado sábado 29 de junio, fue un día inolvidable, precioso, bonito, feliz, primero para los protas, y después para los afortunados que estuvimos a su lado. Mery se casaba con el que puedo denominar sin lugar a dudas, el amor de su vida. Lauren, su novio de siempre, su mejor amigo, y el tipo chico con el que todas en algún momento nos habría gustado encontrar.
Fue una boda sencilla, pero sin descuidar ni uno sólo de los detalles, muy cercana a pesar del gran número de invitados, divertida, familiar, deliciosa...
No podría señalar ni un sólo aspecto a mejorar, pero sí hay algo que quiero destacar, es el ambiente tanto en la ceremonia como en el ambiente, el gesto que vi en cada uno de los invitados. Fuera cual fuera el momento, en los rostros sólo podrías encontrar un inmenso cariño hacia los recién casados, ilusión, felicidad, si felicidad, amor, amistad, dulzura...
No puedo estar más contenta por mi queridísima amiga, por su marido, y por toda su familia. Compartir ese momento tan especial es todo un privilegio... GRACIAS
Y una vez más, desde aquí, y hoy con un motivo un tanto especial, desearte un muy feliz cumpleaños.
Un fuerte abrazo...
