sábado, 23 de febrero de 2013

Re Ordenación

Este post, más que hablar de una experiencia, contar una vivencia, o dar un consejo (¿quién me creeré yo para aconsejar nada a nadie? jajajajajajaja) es una lección para mí misma, una intención de alección personal.

Lejos de ser una lista de propósitos inalcanzables  o una reprimenda sobre cada uno de mis numerosos defectos, es una declaración de opción, con firme proposición de cumplimiento :). ¡Ahí va!

Desde que logro alcanzar a recordar, he pensado que la vida es como un juego de naipes... empiezas con unas cartas dadas, sin ninguna posibilidad de elección, y tienes que jugar la mejor mano ante tus oponentes para no caer derrotado en cada una de las rondas.

Peor que rivales en forma de personas, apostamos contra jugadores con una experiencia sobradamente mayor que la nuestra , la vida, los miedos, las dificultades  los obstáculos  o peor aún, nosotros mismos.

Sín saber que nos espera después (regla indispensable y condición mas que suficiente), tratamos de sacar el mayor partido con lo que nos ha venido impuesto en un reparto, en el que ni siquiera estábamos presentes. Una familia, un lugar de nacimiento, un físico, una condición social, y en ocasiones, unas creencias.

De repente, se vuelven a barajas y repartir las cartas. Entran en tu vida nuevas oportunidades, otros papeles sin preguntar si tienen lugar en esta mano o no, y llega nuestro turno. Tratas de deshacerte de aquellas que no aportan valor a tu jugada, o las cuáles, crees que pasó su momento. ¿estamos tomando la decisión adecuada? Esto no venía escrito en las reglas de este juego que jamás se han escrito. ¿tomo la decisión adecuada? Quizás pasar de turno y decidir más tarde nos da algo de tiempo de reacción, alivia el estrés momentáneo que provoca tener que tomar decisiones, sin ser conscientes de que no decidir en el momento actual, es una decisión en sí misma.

Las cartas están sobre la mesa y son lo que son . De nuevo, podemos lamentarnos de nuestra mala suerte, o demostrarnos a nosotros mismos, lo que somos capaces de ser. (Cómo elección personal, me baso en auto evaluaciones mas que en opiniones terceras, sin contar las de mis superiores, puesto que he recibido críticas en momentos en los que he sentido orgullo personal, y alabanzas cuando me había decepcionado a mí misma).

Sin faroles ni guiños, sin saber cuál es tu pareja ni quién es tu oponente, le echo un órdago a la vida... a la grande... porque sé que con querer, basta para poder lograr, una escalera real. 



sábado, 2 de febrero de 2013

El poder de las palabras


Todos disponemos del mismo alfabeto y las mismas letras. Todos podemos ordenarlas de una u otra manera, formar palabras, frases, textos, incluso contar historias... Todos emitimos palabras, pronunciadas, escritas, voluntarias o no... Todos lo hacemos. A veces, en forma de signo, otras en forma de símbolo, pero todos tenemos la necesidad de expresarnos.

Y así, se escriben obras de arte que nadie entiende, poemas por interpretar, frases sencillas que te hacen sentir, canciones imborrables, notas, twits, nicks, estados o posits. En sucio y a borrar, o con caligrafía cuidada, nunca importó menos el continente y mas el contenido.

Buscado o por casualidad, las palabras pueden correr a una velocidad superior a la de la luz, gracias a plataformas como esta, llegando a personas que jamás imaginaría, o rozando a los destinatarios del mensaje. Y alguien se acerca,  y resulta que le gusta lo que escribo, al fin y al cabo, le gusto yo, porque no hago mas que mostrar a través de las palabras mi mundo interior, y resulta que gusta.

Sin pretenderlo, logro lágrimas en los ojos de un tercerp al leer mi historia, al sentirse identificado, o al querer sentir lo que estoy plasmando en palabras... 

No sé si es bueno o malo, adoro escribir... Quien sepa de esto que juzgue si lo hago bien o mal, el resto, si les gusta o no. A los que no, lo siento por ellos, porque aquí seguiré siempre que pueda, mostrando un trocito de mi mundo, es fácil, si no te gusta lo que ves, no mires. A los que sí, gracias por ser fieles, por vuestras PALABRAS de apoyo, porque al fin y al cabo, un puñado de letras no serían nada sin el significado que le dais...

Bustares, desconexión



Estoy enamorada de Madrid, de mi vida, de mi gente, de mi trabajo, de mi día a día, de mi familia... Pero a veces tengo la necesidad de alejarme de todo ello, escapar, salir corriendo sin mirar atrás, sin el miedo de que  alguien corra detrás... con la seguridad de estar en buena compañía, reuniéndome conmigo misma...

El fin de semana pasado tuve el placer de poner tierra de por medio y pasé unos días en un pueblito de la sierra norte alcarreña... Al llegar, una preciosa y acogedora casa nos esperaba y permitía descansar los pesos que traíamos de la gran ciudad... baño de espuma, relax, amor y descanso... un silencio sólo interrumpido por el sonido de las caricias...

A la mañana siguiente, un brillante sol dejaba ver montañas cubiertas de nieve, granito verdear, agua correr entre las calles de piedra. Un delicioso desayuno casero que invitaba a repetir una vez más... junto al calor de una chimenea... de fondo, un hilo de música hizo de ese instante, algo sencillo y perfecto...

Cogimos carretera y con un mapa en la mano, nos dejamos perder para encontrar nuestro propio camino, guiados por curvas y nieves, hasta pasajes preciosos que te obligaban a no pensar en nada, a disfrutar de la naturaleza que nos rodeaba. Aldeas con obras de arte hechas iglesia, acantilados impenetrables sólo interrumpidos por la osadía del agua que corre libre por dónde le viene en gana... Animales que se abren paso para dejarnos seguir nuestro camino, y rebaños que te hacen cederles el paso sin necesidad de luces rojas o señales de tráfico. 
Entre parada y parada, el disparador de mi cámara no paraba de inmortalizar lo que en nuestra retina ya se había grabado para siempre... castillos en buen estado, ruinas por descubrir, senderos para andar....
 Como en cualquier viaje de placer, no pudo faltar una buena comida típica del lugar, carnes, sopas, y setas fueron parte del menú con el que nos dejamos deleitar, mimar nuestro paladar, y recuperar fuerzas para continuar sin ningún rumbo, sin destino fijo, sabiendo sin duda que estábamos en el lugar adecuado... estábamos juntos.

Caía la noche, y antes de finalizar un precioso día rural, el destino nos tenía preparada otra sorpresa... una espléndida luna llena iluminaba la oscuridad del cielo, pintando las nubes de rosa, dejando entrever la silueta del paisaje de paz y calma... 
Ya en lo que durante tres días fue nuestro hogar, nos desprendimos de bufandas de lana y botas de goma, para disfrutar con los 5 sentidos. 

El clinc de nuestro brindis, un por nosotros que burbujeaba entre nuestros labios, risas y cosquillas, calma, abrazos... y así pusimos fin a otro día más... 






Tercer y último día, de nuevo un desayuno para coger fuerzas, y salir en marcha a descubrir lugares que no podía imaginar que existieran... tan cerca de nosotros, tan desconocidos....
¿sabíais que hay lugares reconstruidos por jóvenes con ganas de levantar un pueblo con sus propias manos? Sí, el ser humano es maravilloso... sobretodo cuando está en armonía con la naturaleza... 
De un lugar así, pasamos a otro en el que circular con coches estaba prohibido,  todo un acierto en este mundo hiperdesarrollado... en el parking, no había parkimetros ni tickets de hora, había caballos salvajes a los que podías acariciar a cambio de un pedazo de pan duro... caricias a cambio de comida... que imprescindible, que poco valorado.

Nuestro alma aventurera trató de llevarnos hasta una cascada a la que se accedía a través de un sendero acantilado ... un riachuelo guiaba nuestros pasos entre cruce de caminos, y una espesa niebla embellecía el paisaje, observando como nos deslizábamos a veces entre rocas, otras entre vegetación.
El desenlace no fue el esperado, la lluvia se hizo demasiado intensa, y cambiamos la cascada por una deliciosa comida regada con un buen vino tinto... poniendo broche final a un viaje, tan indescriptible como necesario.

Gracias por caminar a mi lado, gracias por no mirar por encima de mí, gracias por igualar el tono de tu risa al de la mía... gracias por hacer la vida sencilla, bonita, gracias por ser tú, porque seamos nosotros...
Porque hay tiempo para todo,
 incluso para pararse a escribir.