Granada

Sí hay algo que caracteriza a Graná,lo primero y sin dudarlo es La Alhambra, y después, todo lo demás. Como ya era mi segunda visita a tan maravillosa ciudad, me dediqué a lo segundo, a todo lo demás... 

Siento que el mundo es demasiado grande para una vida tan ocupada y corta, por lo que no me gusta volver al mismo sitio en el que ya he estado, con afán de conocer lugares nuevos. Pero en este caso, la razón era mucho mas que un motivo de peso, visitar a un amigo que actualmente vive allí.

El clima no fue el mas propicio para dejarse seducir por una ciudad repleta de rincones por descubrir, secretos por desvelar, pequeños detalles que se descubren ante lo cotidiano, que no pueden menos que sorprendernos.

Sin tiempo para quejarnos y sin rumbo fijo, nos perdimos hasta encontrar nuestro propio camino, dispuestos a disfrutar de lo que nos encontrásemos en la travesía. Sin dejar de disfrutar de los monumentos turísticos, y de lugares típicos granadinos, nos metimos entre bambalinas en tal magnífica obra de arte... estos son los regalos que nos tenía preparados:


ARTE CALLEJERO:

Sueños hechos pintura

Poesía en cada rincón

GASTRONOMÍA VARIADA:

Deliciosas tapas, buenos vinos...

Dulces y café caliente para combatir el frío

Porque Granada es mucho más que un lugar que visitar, es herencia y mestizaje, son calles en forma de laberinto dónde no querer encontrar la salida...

Esquinas que evocan sonrisas, rincones que te hacen sentir de la tierra... Sus calles, su gente y sus acentos, sus costumbres, sus teterías, sus cuestas con sus empedrados, sus iglesias, su música, sus calles, su olor...

De esos lugares de los que me alejo, y me prometo a mí misma... VOLVERÉ.